miércoles, 3 de febrero de 2010

Un acercamiento al ensayo de Néstor García Canclini: Artistas, intermediarios y público ¿innovar o democratizar? A través de las nociones de arte, historia del arte y museología de Donald Preziosi

Un acercamiento al ensayo de Néstor García Canclini: Artistas, intermediarios y público ¿innovar o democratizar? A través de las nociones de arte, historia del arte y museología de Donald Preziosi

Manuel de Jesús Velázquez Torres
Número de cuenta: 166775-A
Maestría en Estudios de Arte
Universidad Iberoamericana
Enero 2010

Para Preziosi, la historia del arte es una red de instituciones y profesiones interrelacionadas (mercado del arte, turismo, sistemas de moda, filosofía, literatura, etc.) cuya función principal es fabricar un pasado histórico que puede ser puesto bajo observación sistemática para ser usada en el presente.
Según Preziosi, la historia del arte toma el problema de la causalidad para construir su objeto de estudio, esto es guiado por la idea de que la obra de arte es reflexiva, emblemática, generalmente representativa de su tiempo y espacio (que responde a las circunstancias en que se produjo). Así, el objeto de arte tiene carácter de documento histórico que provee un significado dual. Por un lado, evidencia el carácter de una nación, una era, o una persona. Por otro, su apariencia es el producto resultante de algo histórico, estrechamente o ampliamente enmarcado. La disciplina artística reconstruye “realidades” de las condiciones del ambiente donde se produce (social, cultural, filosófico, religioso).
Por su parte, García Canclini analiza la construcción dentro de la modernidad del prototipo de intelectual en América Latina. En este periodo la misión paradójica de los intelectuales y artistas sería la de iluminar, con las innovaciones estéticas, los valores tradicionales descuidados (de esta manera se ve como alternativa refugiarse en una antigüedad idealizada).
Canclini observa la relación de los escritores latinoamericanos con el mercado y el Estado, examina el caso de Jorge Luis Borges y Octavio Paz, quienes afianzaron la autonomía del campo literario. Octavio Paz, afirma Canclini, es un ejemplo magnifico de cómo pueden combinarse la adhesión militante al modernismo estético con un rechazo enérgico de la modernización socioeconómica; asegura que la secularización de la modernidad no es la pérdida de la espiritualidad sino el cambio de sujeto de esa espiritualidad, si antes estaba representada por los sacerdotes, ahora la jerarquía espiritual estaba en los escritores y artistas.
Para Preziosi, la historia del arte está estrechamente aliada con el hecho de haber sido cierva de la museología. Como piedra angular en la empresa de hacer legible lo visible, la historia del arte hizo de su legibilidades un único y poderoso medio para fabricar, mantener y transformar la identidad e historia de individuos o naciones. El principal producto de la historia del arte ha sido la modernidad en sí misma. En este contexto Canclini señala que Borges y Paz buscaban rescatar el arte culto de la masificación cultural: la primera reacción es que el artista culto no puede evitar intervenir en el mercado simbólico de masas y al mismo tiempo sentir eso intolerable. Así, Paz instaura la ironía y la analogía como los ingredientes principales de la literatura moderna. Por su parte, Borges accede a la ironía con humor, es el desplazamiento incesante: el campo cultural puede ser todavía un laboratorio. Un lugar donde se juega y ensaya. Es decir, la ironía es la distancia crítica, la reelaboración lúdica de las prácticas culturales modernas en relación con los desafíos premodernos y la industrialización de los campos simbólicos, ante esto, la preocupación de algunos artistas es la incorporación del pasado a la mirada moderna.
Para Preziosi, El estudio de la historia del arte es hacer legible la pieza artística. La clave es la cantidad y calidad de la información histórica suficiente para la interpretación convincente de un objeto dado. En este texto Canclini analiza también la problemática entre lo popular y los medios masivos; Canclini habla de la posmodernidad como un cambio que se da en la cultura, pues se pasa de la cultura de la productividad a la cultura de la especulación y el espectáculo.
Para Canclini en nuestros países existen varios desencuentros entre la modernización social y el modernismo cultural; entre la política de élite y el consumo masivo y entre las innovaciones experimentales y la democratización cultural y señala que el campo cultural se modifica gracias a las exigencias de un público heterogéneo como el latinoamericano que convive con temporalidades históricas distintas.
De acuerdo a Preziosi, los puntos que hay que tomar en cuenta en el análisis de una obra son:
La clasificación: en el texto de Canclini la podemos entender en la clasificación de modernidad y posmodernidad.
La causalidad: en el texto de Canclini podemos observarla en las vacilaciones y contradicciones irresueltas del consumo que se manifiestan en las ambigüedades de la modernización y la coexistencia de tradiciones culturales diversas. En las opiniones y los gustos del público aparecen el éxito relativo y el fracaso relativo de la modernización social y el modernismo cultural.
La evidencia: Canclini basa su evidencia en los casos de Borges y Paz y en la exposición de Picasso en el Museo Tamayo.
La representatividad: para Canclini: hoy concebimos a América Latina como una articulación más compleja de tradiciones y modernidades (diversas, desiguales), un continente heterogéneo formado por países donde, en cada uno, coexisten múltiples lógicas de desarrollo.
El canon: Canclini considera que los artistas latinoamericanos son artistas liminales, que viven al límite o en la intersección de varias tendencias artísticas, entre las bellas artes y el arte popular, entre modernidad y posmodernidad, entre cultura de masas y crítica social.
La linealidad cronológica: modernidad-posmodernidad
En relación al museo y la museografía Preziosi señala: cada exposición es comúnmente entendida como un fragmento de un todo ausente. Cada objeto en un espacio museológico es un espécimen, un miembro de una clase de objetos similares. La museografía está firmemente enraizada en la ideología de adecuación representacional, donde la exhibición está destinada a representar más o menos esperanzadamente algún sistema de asuntos extra-museológicos, alguna historia real que existe antes de su representación, su re-presentación en un espacio de exhibición.
El museo puede ser entendido como un sistema de técnicas que se coordinan e interrelacionan para formar una conexión con el moderno estado-nación. Los museos han establecido modelos de cómo leer rastros de objetos, representaciones, reflexiones o sustitutos de individuos, grupos o naciones, razas y sus historias. La modernidad es en sí misma el museo, la suprema ficción museográfica. Cualquier cosa puede ser colocada en un museo y cualquier cosa puede ser designada como museo. Los museos no necesariamente refieren el pasado. Muestran la gestualidad histórica de separar el presente en un pasado específico, sus reliquias son dislocadas y desmembradas como elementos en una genealogía para el presente.
A partir de lo anterior se pueden entender algunas de las afirmaciones de Canclini en relación a la exposición de Picasso en el Museo Tamayo. Pues Canclini observa a los bienes culturales como una construcción de las interacciones entre artistas, mercado del arte, museos y críticos. Según él, las obras no contienen significados fijos, establecidos de una vez y para siempre. Y aquí se une a Preziosi que afirma que: el arte es al mismo tiempo objeto e instrumento. El arte es el metalenguaje de la historia prefabricada por los museos y sus museografías. El arte re-narra y re-centra la historia. El museo es un sitio para la exploración imaginaria de las relaciones entre sujetos y objetos. El objeto del museo puede ser entendido con funciones similares al ego.
Finalmente, el arte de la historia del arte se convierte en un paradigma de toda producción. El artista se convierte en modelo. La museografía constituye un puente, una intersección entre religión, ética y las ideologías políticas. Para Preziosi: No hay tradición artística en el mundo que no esté fabricada a través del historicismo y esencialismo de la museología y museografía europea.