martes, 19 de enero de 2010

Borrador capítulo 1

Capítulo l: El concepto primitivo
1.1. Sobre los términos arte primitivo y primitivismo

El tema de las significaciones asume rasgos propios en ámbitos culturales específicos. El término “primitivo” en nuestros días parece confuso, poco riguroso y bastante riesgoso. Se asume en esta investigación, cómplicemente, a la convención general que lo utiliza con reservas. Se cumple previamente el requisito de rigor según el cual se aclara que tal término no esta estableciendo identidades incontaminadas, ni nombrando esencias compactas sobre las prácticas simbólicas que se estudian en este capitulo. Como se expresa en el titulo, uno de sus fines principales es ayudar a la comprensión de los términos de una forma práctica y clara. Se pretende, ofrecer las bases para que se puedan desmontar o ampliar sus aplicaciones a partir de nuevos enfoques.
Por lo tanto, este capitulo se presenta con el objetivo de comprender los conceptos de arte primitivo y primitivismo, con una especial atención a las investigaciones de Sally Price. Su libro Arte primitivo en tierra civilizada, que publicara a mediados del siglo XX, ha sido desde entonces un texto fundamental para la discusión de lo primitivo en el arte y puede ser útil para la cuestión que aquí se plantea. Además se intertextualizan en este apartado, algunos aspectos de las obras de Ernst H. Gom¬brich, que examina el tema de la relación entre la génesis de la vanguardia y el primitivismo moderno. Así también, se articulan las aproximaciones al primitivismo en los ensayos de Estela Ocampo con los conceptos de hibridez y mestizaje en la propuesta de Néstor García Canclini, que se consideran especialmente interesantes para el conocimiento de este tema .
Los textos de estos teóricos resultan claves para comprender e interpretar las nuevas orientaciones y apropiaciones del término primitivo dentro de los fenómenos artísticos y culturales contemporáneos. Por lo que su discusión aspira al desmontaje del concepto, pues el presente promueve un sentido especial de recuento, que permite otras perspectivas desde las cuales intentar miradas de conjunto sin sustantivar la totalidad ni sacrificar la diferencia. En este marco amplio de consideraciones el interés se centra en los procesos construidos a través del discurso histórico y las prácticas artísticas.
Una aclaración mas, este capitulo se basa en referencias acerca del arte primitivo y del primitivismo solo a partir de un recorte temático arbitrario. No pretende detentar el privilegio de afirmar su especificidad a partir de posiciones propias ante la modernidad y el arte contemporáneo sino alcanzar una posición que permita analizar un caso concreto: la obra de Roberto Rodríguez.

1.1.1. ¿Qué se entiende por arte primitivo?

La definición de arte primitivo es amplísima. Su aplicación abarca desde el arte antiguo hasta el arte popular, pasando por el gótico y el arte medieval, al arte del primer Renacimiento. También, las artes decorativas, el arte mesoamericano (fig. 1), el arte oceánico y el arte africano. Por otro lado incluye, en algunas ocasiones, lo técnicamente menos evolucionado, lo rudimental o lo elemental desde la perspectiva de la imitación de la naturaleza o mimesis. En las siguientes páginas se irán revisando las dificultades derivadas de esta definición.
Hace poco más de un siglo las obras que hoy figuran dentro del arte africano, oceánico y americano no eran consideradas arte. El mundo del arte occidental no creía que fueran dignas de su estudio. Para que el llamado arte primitivo - en su gran mayoría utilitario y de culto- formara parte de la historia del arte, debió llevarse a cabo un proceso de asepsia, de estetización y purificación que dejara fuera todo lo ajeno a la concepción occidental del arte. Lo tribal, lo totémico, lo etnológico, lo cultural, lo místico, lo utilitario, lo artesanal y lo comunitario tendrían que quedar fuera para dar paso a la autonomía de la forma artística valorada por occidente .
Un análisis aparte merece el arte de las civilizaciones asiáticas, europea oriental y árabe, por lo general englobadas en la denominación de arte oriental (fig. 2), pues su relación frente a occidente ha sido muy distinta y por lo tanto también la construcción de su definición .
De acuerdo a Roger Bartra, lo primitivo existe sólo para occidente y se construye en oposición a las categorías de civilización y progreso . Es lógico suponer que las civilizaciones africanas, oceánicas y americanas no se consideran a sí mismas -ni a su arte- como primitivas, por lo que conviene seguir la estructura del libro Arte primitivo en tierra civilizada de Sally Price, para analizar qué se ha entendido por primitivo .
Según Price, al concepto de lo primitivo generalmente se le adjudica un carácter de temporalidad que lo ubica como algo del pasado más que del presente. Esta idea se encuentra permeada por connotaciones evolucionistas, ya que existe una tendencia a reconocer lo primitivo como aquello que no avanzó cronológicamente junto con la historia de la evolución socio-cultural occidental .
El texto de Price apunta a que esta valorización evolucionista del arte primitivo se desprendió del proceso de descontextualización que le acompañó: el desplazamiento de su entorno cultural motivado por intereses cognitivos o mercantiles, la apreciación solamente desde lo funcional, la ambigüedad de pertenencia entre el ámbito artístico o etnográfico y el cuestionamiento de su capacidad para generar una experiencia estética independientemente de su carácter funcional .
De acuerdo a Estela Ocampo, para cambiar esta valoración evolucionista, se ha tratado de resolver el apelativo de “arte primitivo” cambiándolo por el de “artes lejanas”, “artes primeras”, “artes no occidentales”, “artes no europeas”… pero todas y cada una de ellas siguen teniendo contenidos etnocéntricos y evolucionistas. Para occidente, lo primitivo es aquello “simple”, inmaduro, no civilizado, tosco. Lo “lejano” pero, ¿respecto de quién?, ¿respecto de una Europa concebida como centro del mundo?; las “artes primeras”, ¿en qué sentido son primeras?
La obra de Claude Lévi-Strauss es una puerta abierta, dado que su libro El pensamiento salvaje introdujo una concepción completamente diferente sobre la mentalidad primitiva a la establecida hasta el momento. Para Lévi-Strauss las sociedades primitivas, las sociedades sin escritura, no se encuentran en un proceso evolutivo inicial que necesariamente debería llevarlas a los parámetros de las sociedades “civilizadas”, sino que entrañan una distinta manera de concebir al Hombre y al Mundo. A diferencia de lo establecido en la literatura antropológica de las primeras décadas del siglo XX, Lévi-Strauss no piensa las sociedades primitivas como “simples”, sino que por el contrario, establece que sus sistemas organizativos son extraordinariamente complejos. Tras una aparente sencillez o simplicidad existe un profundo sustrato de pensamiento .
En este campo de disputas se introduce el artículo producido por Colin Rhodes, donde el autor afirma que es imposible encontrar una visión única del pasado compartida por toda una sociedad; lo que hay en el primitivismo es una interpretación artística frente a lo primitivo .
Hay dos modelos que se ofrecen como alternativa para estudiar lo primitivo en el arte moderno: el arte tribal y el arte infantil. Ambos ejemplifican los extremos de aquel primitivismo que denominaban primitivismo cronológico y primitivismo cultural: lo que no tiene convenciones porque no ha crecido o porque ha quedado al margen: lo infantil y lo salvaje. Pero, como comenta Gombrich, lo infantil y lo tribal no pueden identificarse sólo con los pueblos llamados "primitivos", ya que estos también tienen una historia antiquísima y han desarrollado tradiciones complejas y en ocasiones auténticamente refinadas. Hay diferencias fundamentales entre un adulto nativo de una tribu y un niño, sin menoscabo de uno u otro .
No obstante la afición de los artistas por lo infantil y lo tribal, intentando oponerse a las convenciones de un arte convencional, se relaciona con la regresión, una disposición que ha sido estudiada por el psicoanálisis. El artista se permite a sí mismo soltar las amarras de la realidad y quedar a merced de las corrientes caóticas del inconsciente. La regresión psicoanalista supone una cierta analogía entre el comportamiento infantil, lo primario y vital, que puede conseguirse en un estado regresivo.
En la actualidad se ha reconocido la producción de un arte proveniente de las culturas no occidentales. Sin embargo, existen todavía componentes que dificultan su comprensión como un arte exento de las proyecciones de occidente. Así, concebida desde la perspectiva del presente, la idea moderna de un arte primitivo se vuelve problemática hasta el punto de seguirse manifestando como un concepto evolucionista, etnocéntrico y discriminatorio, como un receptáculo sobre el que se pueden proyectar valores, prejuicios y fantasías. Probablemente lo más razonable sea, como decía Lévi-Strauss, utilizar el calificativo de primitivo, quitándole los contenidos etnocéntricos y despectivos, en el camino de conseguir, en algún momento, que se convierta en una denominación más neutra .
Con lo analizado, se piensa en las “reacciones” artísticas respecto a “lo primitivo” como un lugar de tensión y negociación continua, con una dimensión conflictiva inherente a sus procesos de construcción.
En las últimas décadas, el arte multicultural heredó todas estas cuestiones y ha trabajado con el asunto de la supervivencia de las diferencias culturales en un mundo globalizado, realizando una crítica tenaz a la construcción del arte solamente bajo la dirección occidental. Esto afecto al campo de la creación artística en la medida que fue necesaria la reubicación del arte de las culturas no occidentales, el de las periferias y el de las minorías representativas. Supuso reconocer la existencia del “otro” dentro y fuera de las propias fronteras. Así, en este proceso de alteridad y multiculturalismo, de asimilación mutua entre occidente y oriente, y migración africana y latinoamericana se establece la posibilidad de que las producciones primitivas entren en el campo del arte sin perder su condición original. La cuestión consiste en buscar una reflexión sobre el arte primitivo, concebido ahora como objeto artístico autónomo, desligándolo de las concepciones culturales de occidente .

1.1.2. El primitivismo
El primitivismo es un fenómeno de occidente que describió tendencias que se manifestaban en diferentes movimientos artísticos que van del simbolismo (1886) al art nouveau (1900), continuó con los fauves "fieras" (1905) que iniciaron una revisión de las llamadas artes primitivas, cuestionando el paradigma clásico-renacentista. Posteriormente seguirían el surrealismo (1917) y los pintores expresionistas abstractos (1945), que se entrecruzaron bajo una creencia común: el hombre primitivo es nuestro contemporáneo, idea que Bretón lanzó siguiendo la afirmación de Freud, quien en su “Tótem y Tabú” expuso que el hombre prehistórico era, en cierto sentido, nuestro contemporáneo . A diferencia de estas corrientes artísticas, el primitivismo no designa a un grupo organizado de artistas o un estilo identificable en un momento histórico particular, más bien reúne una serie de “interpretaciones” artísticas respecto a lo primitivo .
Por ejemplo, Gauguin (1848-1903) buscó en el arte primitivo, una forma de liberación contra la artificialidad, la convencionalidad y los valores del arte en la civilización occidental. Creó así una pintura intensamente colorista, impregnada de simbolismo, espiritualidad, sencillez, expresividad e inocencia (fig. 3) .
Los artistas europeos de las primeras vanguardias, formados todos en el seno del academicismo y el naturalismo, veían en los objetos primitivos la concreción de los principios formales, significativos, abstractos, conceptuales y sintéticos que buscaban. El primitivismo en el arte moderno se reconoció como el uso de modelos artísticos no occidentales (máscaras, esculturas, textiles y objetos rituales). Esta práctica se dio especialmente a partir de la primera década del siglo XX en Francia y Alemania y se esparció rápidamente a lo largo de Europa (incluso en Rusia) y los Estados Unidos .
Sin embargo, el interés por el arte primitivo se desarrolló de diferentes maneras: Juan Gris, Pablo Picasso (fig. 4), Constantin Brancusi (fig. 5) y Wifredo Lam usaron como modelos estéticos las máscaras y esculturas africanas. Henry Moore y Frank Lloyd Wright las esculturas y la arquitectura precolombina y Henri Matisse, Wassily Kandinsky y Kazimir Malevich la artesanía de poblaciones rurales e indígenas.
Ernst H. Gombrich desarrolló una crítica intensa a este interés formal por el arte primitivo y su consecuencia en el arte occidental. Para Gombrich, el primitivismo es una negación del progreso en la historia del arte occidental. Describe este momento como un cambio fundamental en la orientación del arte moderno respecto del arte anterior, que supuso la progresi¬va autonomía de los valores formales. Así, Gombrich critica las vanguardias y el primitivismo, y pone de manifiesto un profundo desacuer¬do ante los acontecimientos artísticos de la modernidad y el camino seguido por los artistas .
Gombrich ve en esto un cambio fundamental en la orientación del arte. Lo percibe como un con¬flicto, inexistente en la plástica anterior, entre los valores formales y los valores miméticos, entre un tipo de arte centrado en la búsqueda de autonomía para la forma artística y uno centrado en el desarrollo de los medios para representar la realidad. Más adelante, este conflicto desembocó en el reconoci¬miento de estos dos sistemas de valores y supuso, para algunos artistas, la posibili¬dad de indagar en torno a la forma en sí misma, sin necesidad de ajustarse a las convenciones o a los criterios de corrección de la mimesis .
Para Estela Ocampo, la autonomía de los valores formales, que se desarrollaron a partir del primitivismo, se expresa en la obra de Picasso, Les Demoiselles d'Avignon, 1907 (fig. 6), que representa una ruptura con la tradición de la pintura europea del siglo XIX. La primera gran materialización de ese deseo de no conformarse con la mimesis sino querer representar “otra cosa”. El primitivismo se convirtió, entonces, en una columna del arte occidental y en la posibilidad de una apreciación más integral del arte de las sociedades no occidentales .
De esta manera, la apreciación del arte primitivo contribuyó al reconocimiento de la autonomía de los valores formales que se halla en el origen de las vanguardias. Los pueblos africanos, oceánicos y americanos influyeron en el desarrollo del arte occidental. Su aspecto mágico, su identificación con el inconsciente y los mitos como fuerza creadora fueron una fuente creativa para un sin número de artistas.

1.1.2. Primitivismo, multiculturalismo y postmodernidad

Mucho camino ha recorrido el arte desde los comienzos del primitivismo de manos de Gauguin, Picasso o Matisse, para que los artistas pasen de una revisión formal de las obras del arte primitivo a un interés por su significado y su relación con la cultura. Más de un siglo ha pasado desde entonces y el arte contemporáneo, a partir de la vanguardia, se ha nutrido copiosamente de las obras de arte primitivo, cambiando poco a poco el estatuto de estas obras y asignándoles un papel en la historia del arte.
El primitivismo ha pasado, de ser un referente formal en los primeros artistas vanguardistas, iniciando el siglo XX, hasta un marco ideológico en el que se puede observar una crítica a la sociedad occidental en términos no exclusivamente artísticos, el artista actual ya no es un ingenuo ni cultiva una “inocencia”, propia del ideal primitivista moderno, más bien utiliza un bagaje cultural muy amplio, propio de la sofisticación artística contemporánea. Actualmente, lo “primitivo” es un elemento de definición estilística, que puede funcionar como criterio para analizar o afirmar algo respecto de una obra. En el año de 1984 el MOMA de Nueva York realizó la exposición "Primitivismo en el Arte del Siglo XX", para demostrar la afinidad entre lo tribal y lo moderno .
A lo largo de la época contemporánea, el primitivismo ha pasado por diversas fases. Primero fue considerado un lenguaje formal no mimético, sintético y abstracto resultado de la influencia del arte primitivo en los artistas de principios del siglo XX. Después se le relacionó estrechamente con el interés por el mito y el rito en relación con el arte. A partir del surrealismo y los movimientos posteriores en los que influye, se corresponde con la sinrazón y el inconsciente .
Así, de 1970 hasta nuestros días, existe un interés por la sociedad primitiva, por su organización social y por sus formas de pensamiento, expresado en las nuevas propuestas artísticas como el happening, performances, body art y land art (fig. 7). Estos artistas, provenían en su gran mayoría del arte conceptual y el minimalismo. Valoraban la posibilidad de expresar profundos significados simbólicos a través de acciones u objetos extremadamente sencillos en sus formas, algo que ya habían captado los expresionistas abstractos norteamericanos (Mark Rothko y Adolph Gottlieb) .
Para Estela Ocampo en su artículo “a la manera de los primitivos: trascender lo real”,
Los artistas que actúan a partir de la década de los 70 tienen un referente primitivista distinto que los artistas de las primeras vanguardias. Para aquellos artistas “descubridores” del arte primitivo, como Picasso, Matisse, Derain o los expresionistas alemanes del Brücke y el Blaue Reiter, el elemento fundamental era el objeto de arte primitivo, descontextualizado y convertido, aunque no exclusiva si fundamentalmente, en referente formal. La mirada de artistas pertenecientes al land art, body art, arte conceptual, happenings o performances, enfocaba otros aspectos del arte y las sociedades primitivas .
Para estos artistas fue fundamental el salir de los ámbitos artísticos, es decir la galería y el museo, ambos sometidos a una crítica radical junto con el mercado del arte, para situar su obra en el contexto social o en el ámbito natural, lo cual hizo que se fijaran en aspectos que tenían más que ver con la organización, el pensamiento y el ritual de las sociedades primitivas que en los objetos que utilizaban como intermediarios. Más que objetos, lo que interesa a los artistas que trabajan a partir de la década de los 70s en contextos y formas no habituales del arte hasta el momento, es la relación que existe en las sociedades primitivas entre el arte y la sociedad.
En el arte de finales del siglo XX, todas estas propuestas sobre el primitivismo se pueden analizar en el decir, el pensar y el hacer de artistas tan disímbolos como Francis Bacon, Rufino Tamayo, Jean-Michel Basquiat y Richard Long, pasando por algunos escultores minimalistas. También, Damien Hirst, algunas obras de Gabriel Orozco (fig. 8), hasta los artistas de performances peligrosos, el arte oaxaqueño, el arte huichol y un sin número de artistas comunitarios de diferentes partes del mundo.
Así, por su compleja trayectoria, el primitivismo no denomina un movimiento dentro del arte actual. Ante todo es un tipo de actividad o reacción artística, circunstancial en algunos casos, que no tiene ni programas ni manifiestos. Lo que interesa a los artistas que trabajan a partir del multiculturalismo y la postmodernidad, en contextos y formas no habituales para el arte, es la relación que existe entre arte y sociedad en los pueblos llamados primitivos .
En el contexto del arte contemporáneo, el primitivismo no implica sólo un acto de apropiación (de estructuras, modelos, formas de pensar…) por parte de los artistas que buscan renovar el proyecto de transformación del arte occidental, sino también sintetiza el rechazo a todo tipo de convencionalismo. Finalmente, ¿ya no hay ninguna atadura?

1.2. Del primitivismo al globalismo
Los procesos contemporáneos de la postmodernidad desafían el historicismo occidental que ubicó en orden descendente las culturas no europeas y colocaron en el debate la interpretación artística de lo primitivo. Ahora, cada cultura se da cuenta del “otro” que habita en su seno, generando nuevas nociones de lo regional y local, y por lo tanto de lo primitivo. Las teorías postmodernas y poscoloniales han provocado intensas discusiones alrededor de las nociones de identidad fundadas en las grandes narrativas del pensamiento occidental. Asimismo, los fenómenos recientes de globalización económica y política, han fracturado las conciencias tradicionales de identidad de las sociedades no-occidentales .
Para Lyotard, el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna. Esta condición postmoderna en el arte es lo que ha cambiado los relatos de originalidad, autenticidad y ha puesto el acento en el estudio del arte como un acto comunicativo:
Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Ésta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la presupone. Al desuso del dispositivo metanarrativo de legitimación corresponde especialmente la crisis de la filosofía metafísica, y la de la institución universitaria que dependía de ella. La función narrativa pierde sus factores, el gran héroe, los grandes peligros, los grandes periplos y el gran propósito. Se dispersa en nubes de elementos lingüísticos narrativos, etc., cada uno de ellos vehiculando consigo valencias pragmáticas sui generis. Cada uno de nosotros vive en la encrucijada de muchas de ellas. No formamos combinaciones lingüísticas necesariamente estables, y las propiedades de las que formamos no son necesariamente comunicables .
En cuanto al arte contemporáneo, la crítica María Minera afirma que: es posible que lo único que despierte verdadera unanimidad al interior del llamado arte contemporáneo (que ha sido descrito por algunos críticos como “una de las últimas zonas de tolerancia”) sea que no hay unanimidad acerca de nada: nadie sabe bien a bien lo que es el arte contemporáneo y pocos, de hecho, quieren saberlo. En lo referente al sentido de esta afirmación sobre arte contemporáneo, entendemos que no define, pero si comprende lo complejo del término. Para nuestro propósito, basta con definir “lo contemporáneo” como una cualidad propia de los objetos artísticos que reconocemos como actuales .
Junto al concepto de clase y de vínculo geográfico, hoy emergen nuevos principios de identidad y sentido de pertenencia. Se originan nuevos grupos y sectores sociales que se reúnen bajo nociones de sexo, preferencia sexual, género, identidad social y raza. Esto no sólo ha replanteado el panorama político, sino la actitud artística como tal (arte gay, arte feminista, arte afrocaribeño, arte callejero…) .
Las demandas de estos sectores no se circunscriben exclusivamente a una participación mayor en los repartos económicos y políticos. En especial atienden los procesos culturales como espacios donde es posible socavar los sistemas de verdad, en los que se fundamentan nociones excluyentes de identidad, diferencia, de política y relevancia social. Todo esto revela nuevas dimensiones políticas y nuevos vínculos entre la representación cultural e identidad en el arte .
Así, la multiplicidad anunciada en las teorías posmodernas consiente la visión de una contemporaneidad en la que se intercalan permanentemente formas enunciativas y representacionales. Las interpretaciones artísticas respecto a lo primitivo se configuran ahora como un encuentro de las metrópolis con las periferias. La conformación de estos lugares como espacios de identidad incide en las formas culturales contemporáneas, en las nociones del “otro”, en el encuentro de los centros con lo periférico, con los no-centros, creando espacios de entradas y admisiones para el intercambio cultural .
Los intercambios culturales actuales transitan en medio de una diversidad que va de las migraciones hasta las minorías representativas locales. Aspectos estos que originan el reconocimiento de la multiplicidad de las culturas.
De esta manera, el primitivismo se presenta en un nuevo panorama que lo ubica dentro de otras narrativas más incluyentes, pero a la vez más complejas, que permiten la valoración de distintas expresiones culturales dentro de lo global y local.
1.2.1. Situación actual de los discursos sobre eclecticismo, mestizaje, hibridación y sincretismo cultural
El término primitivismo, habiendo sido en el siglo XX una herramienta simbólica fundamental del proyecto de modernidad, fue perdiendo vigencia en el correr de los años, cuando decaen las expectativas artísticas e históricas que lo sostenían. En estas nuevas condiciones, aquel término pasa a reblandecer y abandonar su forma demasiado totalizadora y esencialista, para resignificarse como un cruce complejo de tradiciones y modernidades en permanente transformación.
En el proceso que tuvieron estas ideas en el marco de la globalización y de la resignificación de lo primitivo como alteridad de lo occidental, se reacciono poniendo a circular las nociones de eclecticismo, mestizaje, hibridación y sincretismo cultural, términos que intentan distinguir por un lado el arte producto de los cruces culturales, y por otro la idea de que el arte podía ser abordado en o desde condiciones geográficas, étnicas y culturales especificas fuera del habito occidental .

1.2.2. Apropiación, resignificación y reinvención de lo primitivo, lo “suyo-ajeno”

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